Sobre nosotros

Fundada en Londres, Lamar es una colaboración entre Ana Sánchez y Daniel Vazquez. Sus pañuelos de seda contemporáneos se basan en las fotografías de Daniel, combinadas con la experiencia en moda de Ana y su ojo magistral para el diseño y la estampación.

Parece que en Ana Sánchez (Arcos de la Frontera) y Daniel Vázquez (Cádiz), la inquietud, la creatividad y el emprendimiento venían de serie. Ella, desde el ámbito de la moda y tendencias, él, desde el diseño gráfico y la dirección artística. Una pareja -personal y profesional- que decide, después de numerosos proyectos culturales y editoriales en Cádiz, llevarse su talento y curiosidad a Londres y emprender allí una importante trayectoria a nivel artístico y profesional.

No resulta extraño, por tanto, que Ana y Daniel terminaran confluyendo en un proyecto común que vería la luz en Brodway market, en el Londres de 2013. De búsquedas, influencias y sueños compartidos, nació ese proyecto tan personal, tan global e íntimo a la vez, que es Lamar scarves. Recuerdos, memorias vinculadas al mar, a la costa, estampadas en seda natural y sostenible. La poesía visual de él, la elegancia objetual de ella, una simbiosis necesaria, ineludible. Los mares y playas que les vieron crecer se convierten en iconos de identidad artística y emocional.

Todos tenemos un mar, una playa donde se quedó nuestra infancia, nuestra memoria. Nos pasamos la vida tratando de volver a ese mar, a esos recuerdos, como olas que baten una y otra vez. Por eso Ana y Daniel decidieron regresar a su mar, a su playa, y volver a crear y emprender desde el lugar que siempre les estuvo esperando.

Volver iguales, pero tan diferentes. De ahí que la vuelta a Cádiz de los dos creadores gaditanos haya venido de la mano de un replanteamiento de marca, una reformulación de expectativas y compromisos. Hablar ahora de Lamar es seguir hablando de poética visual, de moda contemporánea, pero también hablar de conciencia ecológica y ética creativa. Casa Lamar da un paso crucial en su compromiso con la cultura de la sostenibilidad. Arte y conciencia, ¿cómo no?