José Luis Bazán

PIEL

Resulta común entre los creadores que vida y obra se confundan, un destino que solo se confirma después de muchos años de aprendizaje, dedicación y, finalmente, maestría, que termina fundiendo los episodios vitales con las obras creadas. En José Luís Bazán (Ubrique. Cádiz) encontramos un ejemplo viviente y paradigmático de este fenómeno. Y es que José Luís llevaba la piel ubriqueña en su propia piel desde el momento mismo de nacer, siendo como fue la tercera generación familiar de artesanos. Un lugar, una época, una vida dedicada a la piel que ha terminado trascendiendo la propia tradición para darle a su artesanía una expresión estética absolutamente contemporánea y renovadora.

Y si José Luís Bazán estaba destinado a ser artesano de la piel, también parece haberlo estado a ser un inconformista incansable, como ya demostró en su etapa de inicial de formación en la que fue pasando uno por uno por todos los talleres donde había algo nuevo que aprender. Su padre, como parte de su educación, le fue guiando en la elección de los maestros con los que quería aprender. Formación que el artesano afirma no haber concluido aún, pero que le llevaría años después a continuarla por distintas geografías. Una trayectoria de aprendizaje y búsqueda que fue dando poco a poco con una técnica y lenguaje propios, distintos, únicos, que le llevarían de forma irremediable a distanciarse y distinguirse de la marroquinería en serie para crear un universo personal, distinto, artístico. Fruto de esa actitud ética y estética única, José Luís Bazán se irá convirtiendo en un artesano diferente, especial, que tanto con proyectos propios como con colaboraciones -algunas tan importantes como la que realizó en 2015 con Jonathan Anderson, diseñador jefe de Loewe para la serie BOWL- lo han convertido en un referente internacional de la artesanía de la piel.

Las series de cuencos, platos y bandejas de José Luís Bazán conforman una estética propia donde las líneas onduladas y los colores vivos crean formas amables, limpias, sencillas que trasmiten una sensualidad calmada, tranquila. Son piezas que transforman la energía del espacio que habitan, dotándolos de una paz colorista y elegante. Objetos que nos invitan a tocarlos suavemente, como si acariciáramos piel.

La obra de José Luís Bazán -tanto por su originalidad como por su maestría técnica-, hecha desde su templo-taller de Benaocaz (Cádiz), le ha llevado a ser uno de los artesanos seleccionados por la Michellangelo Fundation, la importantísima institución privada internacional que promueve y conserva la artesanía de excelencia como tesoro cultural no solo del pasado, sino, sobre todo, del futuro. Futuro con el que, cómo no, José Luís Bazán está también estrechamente comprometido en la actualidad: la trasmisión, la enseñanza del oficio a las nuevas generaciones, el amor a lo que uno hace, la libertad creativa.

José Luís Bazán, una vida piel con piel.